MIRA LA ESENCIA NO LAS APARIENCIAS
Los estereotipos y modelos aprendidos sobre lo aceptable, lo adecuado y lo socialmente admisible pueden nublarnos la vista a una realidad que va más allá de lo físico.
Cuántas veces no has sentido que te equivocas rotundamente, para bien o para mal, al prejuzgar a una persona, es decir que sin conocerla te aventuras a creer que era de determinada manera.
Gastamos enormes cantidades de dinero, tiempo y energía en modelar nuestra imagen para encajar en lo que los demás acreditarán como exitoso, pero en un plazo no tan largo esto no resulta como esperamos.
La caducidad de lo que construimos hacia fuera es muy corta.
Ver con los llamados ojos del alma, es estar sintonizados en un estado más receptivo a la verdad. Cuando eres capaz de trascender lo que un sistema de creencias te dicta, entonces puedes abrirte a la riqueza de las experiencias.
Cuántas de las veces has elegido más por la apariencia, por la necesidad de aceptación o de supervivencia, que por lo que la sabiduría del cuerpo y la intuición te están indicando, y así, cometes graves errores.
Existe mucha diferencia entre comprar una prenda de vestir, por ejemplo, basándote en tu esencia, en lo que eres, en que te sientas cómodo, representado, identificado, embellecido, adornando tus virtudes y cualidades, que en lo que piensas que te hará sentir incluido y aceptado.
La autenticidad sólo puede estar basada en la verdadera naturaleza de cada uno, y la elegancia o el prestigio sólo pueden ser reales si están alineados con nuestra integridad y la conciencia de nuestros actos.
A veces parecemos más una sociedad con una amplia variedad de uniformes, que seres libres y conocedores de sí mismos para ser los artistas escultores que pintan sus lienzos de cada día y ejercen sus elecciones sin estar esclavizados a un modelo, ni necesitar más los elogios de cualquier especie.
Para elegir bien y evitar tristes desengaños, debemos aprender a ver más allá de lo evidente.
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