jueves, 19 de marzo de 2015

¿ERES FELIZ?





La búsqueda de la felicidad ha sido el tema del ser humano por excelencia. Miles de disertaciones filosóficas, sociológicas y religosas han versado sobre esta materia que parece ser más un mito creado por la mente humana para sentir que tenemos una meta, que una experiencia real. 

Poco a poco hemos llegado a descubrir que la felicidad es más una condición interna que cualquier acomodo de las circunstancias externas, pues nosotros somos dueños de lo primero, pero no podemos tener control de lo segundo. Poco a poco también hemos ido experimentando el ejercicio de ver al interior cuando afuera se colapsan modelos en los que basábamos nuestra seguridad, nuestro bienestar o nuestra estabilidad. 

Aunque al momento de vivirlo parece que el mundo se derrumba, este cambio de circunstancias puede estar ofreciéndonos opciones de verdadera plenitud, y no de momentos instantáneos de lo que conocemos como felicidad. Hemos puesto demasiadas fichas en experiencias como el matrimonio, la culminación de una profesión, el reconocimiento social, las finanzas, y lo que tenemos posicionado como éxitos, para construir una idea de lo que nos puede hacer felices, pero en la verdad de las cosas ninguna de estas metas nos ofrece nada si es que las vivimos como una cortina que nos identifique con los demás para obterner aprobación o validación. Todo lo externo tiene fecha de caducidad, y aunque puede permanecer por mucho tiempo, va cambiando momento a momento. La pertenencia a nuestro interior es el lugar desde donde podemos contemplar todos estos cambios con objetividad para permitir que sucedan y adaptarnos a ellos. 

Es completamente diferente hacer de los logros que nos proponemos una extensión de la belleza, la verdad, la confianza, la seguridad, la armonía, la unidad y la paz que vienen de dentro, que los sustitutos externos que una vez que se terminan, parece terminarse también nuestra belleza, verdad, confianza, seguridad, armonía, unidad y paz. Nunca será igual querer una pareja porque necesitamos de su presencia para sentirnos seguros, queridos, aceptados, posicionados, animados, o lo que sea que no encontremos dentro, que vivirla como una expansión del amor que nos tenemos, y con la conciencia clara de que a través de ella podemos conocer más dimensiones de amor. 

No es la meta lo que nos da algo, sino el camino, y todo lo que aprendemos e integramos cuando lo vivimos. 

Aferrarse a la ilusión de que cierta condición nos regalará verdadera plenitud es ver al lado equivocado. Puede traernos alegrías, satisfacción temporal, o sensación de estabilidad, pero a veces lo que conseguimos es atascar el caminar de los acontecimientos que nos revelarán un espacio de felicidad sincera dentro del ser. Podemos vivir las mismas cosas y circunstancias, pero con una experiencia completeamente distinta que tendrá el mejor sello de garantía al venir desde la verdad que yace en cada uno.

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