Khalil Gibran“Conocí un segundo nacimiento, cuando mi alma y mi cuerpo se amaron y se casaron”.
¿Alguna vez has tenido esta experiencia? Te sientes muy bien físicamente y de repente tienes una emoción fuerte. Tal vez te peleas con tu jefe y o con tu pareja, o se cae ese negocio en el que estabas trabajando. Entonces tu cuerpo cambia, te sientes tenso, rígido, tal vez inestable. Tal vez aparezca algún dolor o molestia.
O quizá un día estabas triste, y fuiste a correr, hacer deporte, tomar una clase de danza o simplemente caminar y gracias al movimiento tus emociones o pensamientos cambiaron y te sentiste entusiasta y vigoroso.
O posiblemente en alguna ocasión recibiste un masaje, y la sensación en tu cuerpo del aceite, los olores, y el tacto, hicieron que te relajaras en mente y ánimo, y por supuesto, en todo tu cuerpo.
Todos tenemos a diario la experiencia de la interrelación que hay entre cuerpo, mente y emociones.
Todos tenemos a diario la experiencia de la interrelación que hay entre cuerpo, mente y emociones.
Sin embargo, muchas veces nos olvidamos que podemos usar esa interrelación a nuestro favor. O nos discociamos y vivimos solamente en la mente, pero nos olvidamos del cuerpo.
Es tan poderosa la relación entre el movimiento, las emociones, las sensaciones y los pensamientos, que el transformar uno tiene el potencial de incidir y transformar a los tres.
Escuchamos con mucha frecuencia (y afortunadamente cada vez más) sobre el impacto de la mente sobre el cuerpo. De cómo nuestros pensamientos y las imágenes que ponemos en la mente, tienen un impacto en nuestro cuerpo. Se ha escrito mucho acerca de qué emociones repetitivas generan qué enfermedades.
Escuchamos con mucha frecuencia (y afortunadamente cada vez más) sobre el impacto de la mente sobre el cuerpo. De cómo nuestros pensamientos y las imágenes que ponemos en la mente, tienen un impacto en nuestro cuerpo. Se ha escrito mucho acerca de qué emociones repetitivas generan qué enfermedades.
Hoy quiero llevar tu atención en la dirección contraria, de la cual no se habla tanto, y sin embargo es muy potente: de cómo el cuerpo en movimiento puede transformar las emociones y los pensamientos.
Cultivar la manera en la que te relacionas con tu cuerpo es refinar la manera en que te relacionas contigo mismo.
Finalmente tú eres (también) tu cuerpo, y la manera en que tratas a tu cuerpo es muchas veces un reflejo de cómo te tratas a ti mismo. Aprender a tratar tu cuerpo con amor y respeto es un camino para tratarte a ti mismo con más respeto y amor.
Cuando aprendes a moverte de una manera tal en la que honras tus límites, respetas las posibilidades de tu cuerpo, haces movimientos creativos y no te estancas en acciones repetitivas, te cuidas buscando tu bien-estar.
Tu cuerpo es tu vehiculo para expresarte, es través de lo cual tu ser más profundo se manifiesta en el mundo. El amar a tu cuerpo es parte fundamental de amarte a ti mismo.
Puedes aprender a usar tu cuerpo para recuperar la sensación de estar entero (en cuerpo y mente) y presente en el ahora.
1. Atiende a tu cuerpo mientras te mueves
Una manera en la cual separamos mente y cuerpo y nos disociamos del momento presente es que estamos pensando en cosas diferentes a las que estamos haciendo. Así que te invito a que conscientemente empieces a traer tu mente a tu cuerpo. Por ejemplo, mientras vas caminando, siente como se apoya el peso en tus pies. Siente qué hacen tus rodillas, tus caderas, tu columna.
2.Respétate
Para armonizar tu cuerpo y tu mente tienes que entender que en realidad son uno solo: son partes de tu ser. Cuando te mueves como si tu físico fuera un instrumento separado al cual jalas, empujas, tirones, esfuerzas, te separas más y más de ti mismo. Cuando entiendes que tu cuerpo eres tu, empiezas a tratarlo con respeto.
3.Confía en tu organismo
Tu cerebro siempre te está cuidando. Él busca que tu hagas todo lo que haces de manera rápida y eficiente. Siempre te está cuidando. Sin embargo, muchas veces no confiamos en que en nuestro organismo ya está todo lo que necesitamos para mejorar.
4. Busca experiencias en donde te sientas feliz en tu cuerpo
Esto puede ser tan simple como respirar profundamente, salir a caminar, desperezarte, bailar, etc. Cualqueir actividad que te haga sentir feliz y agradecido por estar en ti. Identifica esas actividades y asegúrate de hacer al menos una cada día. Así vas a disfrutar más y más estar en ti.
Utilizando estas 4 estrategias ya mismo vas a empezar a sentirte más conectado en todo lo que haces, armonizando cuerpo y mente. Pruébalas y cuéntame en los comentarios cómo te fue.
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